Los dos pesos pesados de la seguridad vial y del automóvil en Europa, EuroRAP y Euro NCAP, han unido sus fuerzas para pedir a la industria del automóvil y al sector de carreteras que trabajen juntos para asegurar que las tecnologías de reconocimiento de las señales viales ya disponibles se promocionen para alcanzar todo su potencial y así salvar miles de vidas.
Según el informe, dichas tecnologías están llegando poco a poco incorporadas en los nuevos vehículos, y cada vez más cámaras y sensores son utilizados para leer las señales en el camino y ayudar a que el vehículo avise e incluso reaccione preventivamente si los conductores se encuentran en una situación de peligro. Sin embargo, las señales afectadas por el paso del tiempo o las inclemencias metereológicas, así como las marcas viales descoloridas, son difíciles de leer hasta para la visión humana.
El mencionado informe incluye un estudio realizado en seis países para demostrar que, a pesar de que los convenios internacionales sobre señales viales llevan más de medio siglo en vigor, la puesta en práctica de la normativa varía demasiado de un lugar a otro.
John Dawson
El estudio Carreteras que los automóviles pueden leer recomienda que la industria del automóvil y las constructoras deben aprender a trabajar juntos poniendo especial énfasis en dos sistemas de ayuda a la conducción que ya montan muchos modelos: el de alerta por cambio involuntario de carril y el de alerta de velocidad.
Michiel van Ratingen, secretario general de Euro NCAP dijo al respecto que “las carreteras de Europa están llenas de flores y altares; por ejemplo, más de un 25% de las muertes en carretera se deben a salidas de la carretera, y el sistema de alerta por cambio involuntario de carril proporciona al conductor una advertencia lo suficientemente efectiva como para evitar el despiste que ponga vidas en peligro. Se estima que se pueden prevenir más de 2.000 muertes anuales en Europa con esta tecnología“.
“Ahora necesitamos un estudio completo de la calidad de las señales y marcas viales que evalúe la variación real a través de las fronteras europeas y así poder definir las tolerancias que las nuevas tecnologías admitan como aceptables”, remachó van Ratingen. Arduo trabajo, pero necesario para que las tecnologías no superen a los humanos que las inventan.