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          Adquirir un coche: algún recordatorio.



          La adquisición de un automóvil puede ser algo emocionante, pero lo que nunca deja de ser es un proceso complejo que incluso puede terminar no solamente en un desembolso excesivo de dinero sino en (lo que es mucho peor) la total decepción por el resultado final de la compra. Vamos a recordar algunos pasos que son imprescindibles para minimizar el posible desencanto de un hecho que suele tener bastante importancia en nuestra vida.
          Las emociones no deberían estar presentes el día en que decidamos acometer un desembolso de miles de euros para la adquisición de un coche. Enamorarse de un modelo en concreto nos impedirá valorar otros que quizá satisfagan nuestras necesidades de forma más plena, e incluso nos hará obviar la búsqueda de información, pruebas, comparativas y otros datos fundamentales. Las emociones de verdad serán las que nos proporcione el vehículo que nos es realmente útil, no importa cuál sea el uso principal; y el mejor momento para empezar a vivirlas es en la prueba de conducciónque debemos exigir al vendedor. No hacerlo, bien porque no nos atrevemos a solicitarla, bien porque el vendedor prefiere evitar ese “trance”, nos evitará sorpresas posteriores a la adquisición; sorpresas que si ya evitamos cuando nos compramos un simple pantalón, ¿por qué no cuando nos vamos a gastar mucho más dinero?

          Tal y como está la cuestión económica en España, es más que probable que un vendedor se esfuerce motu proprio a la hora de ajustar el precio final del vehículo sin necesidad de presionar en exceso; aún así, salvo que el coche de nuestro interés sea uno que esté muy demandado por el mercado (que, de ser así, probablemente solo ocurriría con los vehículos de muy alta gama), de forma habitual se pueden obtener descuentos que permitan al vendedor obtener un margen razonable y, por tanto, efectuar la venta con beneficios para ambas partes. Lo que no nos debe llevar a un error bastante común: hacerse con un chollo en lugar con el automóvil que necesitamos de verdad; quizá en el momento de deshacernos de él nos llevemos un disgusto al comprobar que su valor es mucho más bajo del que pensábamos.
          A la hora de buscar financiación (a no ser que nos llamemos Carlos Slim) es conveniente llegar al punto de venta con las ideas lo más claras posible, es decir, saberpor cuánto y durante qué tiempo nos podemos endeudar. Para ello, hay que huir de una pregunta que suele llevarnos a realizar esfuerzos que quizá luego no podamos asumir: ¿cuánto puedo pagar al mes? La razón de esa huida es sencilla: una financiación a muy largo plazo, aunque nos suponga una cuota mensual “asumible”, implica el pago de una mayor cantidad de intereses y, por tanto, un incremento en el precio final de nuestra compra que en la mayoría de los casos no merece la pena. Aunque debemos escuchar las ofertas de financiación que seguramente nos hará el vendedor “en nombre” de la financiera -por lo general- de la propia marca, hagamos una visita a nuestro banco: el director ya nos conoce y puede que nos ofrezca lo nadie puede ofrecernos. También hay que considerar la opción de un alquiler a largo plazo o renting, producto que es desde hace ya tiempo muy interesante para los particulares.
          En el caso de que deseemos incluir nuestro actual vehículo en la operación, no nos importe buscar y comparar en revistas especializadas (digitales y de papel) o incluso acudir a un compra-venta para obtener una valoración lo más ajustada posible.

          El mismo interés que debemos poner a la hora de no complementar nuestro coche con extras que no necesitamos por increíble que sea el precio al que los podemos añadir (extensiones de garantía, asistencia en carretera cuando ya la disponemos en nuestra póliza de seguro, neumáticos deportivos, etc.), es el que debemos dedicar al ámbito de la seguridad: nunca infravaloremos disponer de ayudas de todo tipo como volante multifunción, bolsas de aire (airbag), conexión Bluetooth para nuestro teléfono, control electrónico de estabilidad, cinturones con pretensor o cualquier otra; conduciremos más seguros y protegidos y el valor del coche será más alto que otro igual con dicho equipamiento.
          Finalmente, en el caso de que el vehículo a comprar sea usado, es imprescindible acudir a un mecánico de confianza para que nos realice un detallado informe (a ser posible, por escrito, por raro que pueda sonar); el coste de ese informe nunca será tan alto como para que deje de merecer la pena, además de que podremos utilizarlo en la negociación.

          Adquirir un coche: algún recordatorio