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          Voracidad municipal


          NOTA DE VRedondoF : Los articulos que no tienen imagen , quedan peor en la nueva presentacion , por ello he hecho esta prueba , colocando esta imagen ... solo es una prueba

          La voracidad de los ayuntamientos a la hora de recaudar dinero ha llegado a un punto extremo en estos momentos de crisis. Las corporaciones suben y suben sus impuestos hasta el máximo permitido por la ley y los propietarios de vehículos son las víctimas más fáciles.

          Pero tienen, además, otra forma de rellenar las famélicas arcas municipales, las multas de tráfico. Y llegan a crear situaciones ilegales y de indefensión para el ciudadano al que lo único que le queda es el derecho al pataleo, pero siempre después de haber pagado.

          Y les voy a contar un caso que me ha ocurrido a mí, por si les puede servir para evitar sorpresas. En el mes de noviembre han embargado la cuenta del banco de mi madre, en la que yo también figuro como titular, y le han cobrado 70,90 euros.

          En lo que el banco manda por correo no dice ni una sola palabra de que se trata de una sanción, ni por supuesto qué tipo de sanción es, ni la matrícula del vehículo, ni nada parecido. Lo único que se dice es que se trata de un embargo, que el organismo emisor es el Ayuntamiento de Madrid y que el deudor soy yo mismo.

          Yo puedo entender que los ayuntamientos cada día tienen más difícil cobrar las multas, pero el ayuntamiento de Madrid en este caso se salta a la torera todas las normas básicas. Yo no tengo ningún coche a mi nombre, pero permanentemente tengo algún coche de pruebas de una marca.

          Lo que supongo que ha ocurrido es que me han puesto una multa (después de investigarlo sé que se trata de una multa de aparcamiento) con un vehículo propiedad de una marca, pero a mí el Ayuntamiento no me ha comunicado nada de esa posible sanción. La multa fue impuesta en abril de 2007, y el embargo en noviembre de 2009.

          En el sistema informático del ayuntamiento, según se pone mi número de DNi aparece inmediatamente mi dirección correcta. Jamás he devuelto un envio, porque yo siempre he pagado mis multas sin rechistar (la última fue un exceso de velocidad en 1991). Además, procuro ser muy respetuoso con las normas y jamás, quizá esta es la primera, me habían puesto una multa de aparcamiento.

          Se ve que el Ayuntamiento madrileño no tiene dinero para un sello de correos y mandarme la multa, aunque sea sin posibilidad de reclamarla, pero al menos para que me entere que me han impuesto una sanción. Además, al ser una de aparcamiento, supongo que el importe debe ser de 30 euros como máximo, una cantidad que hubiera pagado el mismo día.

          Pero no, es mucho mejor así. Dos años y medio de trámites, los que hayan hecho excepto avisarme a mí, y luego tengo que pagar 70,90 euros. Supongo que los abogados del ayuntamiento, que serán un equipo de cientos de personas, tienen que asegurar su trabajo, pero a mí me parece penoso.

          Indefensión legal

          En cualquier caso el peligro es la indefensión absoluta en la que se encuentra el conductor. Por mis especiales circunstancias no sé qué coche conducía ese día y no se quien habrá sido el que le habrá dicho al Ayuntamiento que era yo el que ha aparcado indebidamente.

          Cuando yo me he enterado de la sanción ya ha pasado el plazo de poder reclamar por este embargo y lo único que me queda es ir a la calle Albarracín, donde hay unas colas inmensas, para tratar de que me den alguna explicación.

          Ahora me voy a poner en lo peor. Si cuando uno recibe una sanción puede optar por dar un número de DNI de otra persona. Como no se comprueba nada, ni se le manda la multa a esa nueva persona, si además a este nuevo “culpable” se le embarga una cuenta de un familiar que muchas veces ni siquiera se lo va a decir al culpable, el Ayuntamiento de Madrid ha encontrado la forma perfecta de hacer caja.

          Es una vergüenza. En lugar de jugar con la indenfensión de los ciudadanos podían jugar a reducir sus gastos para cuadrar las cuentas.