X FECHAS

x orden alfabetico

ENLACES


          + vistas

          VARIOS

          VARIOS

          Consejos para conducir en un atasco

          Consejos para conducir en un atasco
          Informarse de la situación de las carreteras antes de salir de casa y circular con el depósito lleno son algunas recomendaciones que ayudan a minimizar los efectos de un atasco

          Javier Sanz
          25 de abril de 2007

          Si por cualquier eventualidad nos vemos inmersos en un atasco, conviene conocer de antemano algunos extremos y seguir ciertas pautas para minimizar sus efectos. Intentar controlar la situación con sentido común, escuchar la radio y avisar del retraso son algunos consejos que harán que el contratiempo sea más llevadero.

          El atasco se produce cuando la cantidad de vehículos que circulan por la vía rebasa su capacidad. Normalmente se calculan 2.000 vehículos por hora para un carril de autovía y 1.500 para las carreteras convencionales.

          El detonante puede ser un semáforo, una rotonda, un carril cortado por obras u otros factores imprevisibles como un accidente, un aguacero intenso o cualquier otra circunstancia que obligue a algunos vehículos a reducir la velocidad, como la incorporación de vehículos a la vía o cambios frecuentes de carril.

          Es muy conocido el fenómeno de los atascos por causa de los 'mirones'. Cuando se produce un accidente, hay conductores que circulan por la calzada de sentido contrario que reducen la velocidad para observar el accidente, causando una inesperada retención a sus espaldas con el consiguiente riesgo de provocar una nueva colisión por alcance.

          Con circulación detenida, se calcula que cada conductor arranca un segundo más tarde que el que lo precede. Es un efecto "acordeón": en un kilómetro de cola, el último coche arrancará dos minutos y medio más tarde que el primero. Si es de 20 kilómetros hará falta casi una hora simplemente para que todos los coches se pongan en marcha.

          Consideraciones y algunas pautas

          Dentro de un atasco, conviene tener en cuenta algunos consejos y seguir ciertas pautas para minimizar sus efectos:


          La información de tráfico en la radio puede servir de gran ayuda para evitar el atasco o para buscar alternativas en caso de estar atrapado.
          Los GPS pueden ayudar a no caer en un atasco, pero sólo si son capaces de contactar con los datos de la policía municipal y saber de antemano los niveles de circulación en cada calle.
          No cambiar injustificadamente de carril.
          En caso de incorporarse al tráfico desde otra vía, hay que respetar la "cremallera": cada vehículo cede el paso al primero de la cola que se incorpora. Es un comportamiento previsible que aporta fluidez.
          En la cola de incorporación no hay que saltar a la vía principal antes que los coches que estén delante. Esta actitud obliga a frenar a varios vehículos complicando un poco más la situación.
          Procurar la mayor fluidez posible en estas "cremalleras". Las peleas por "meter el morro" y ganar cuatro metros obligan a frenar y retrasan el final del atasco.
          Si se prevé una retención larga, es necesario comprobar que se cuenta con suficiente combustible. En un atasco el coche gasta mucha gasolina al mantener tanto tiempo el motor "al ralentí". El consumo por kilómetro puede ser mayor en una gran congestión que marchando a 120 km/h en una autopista.
          Si las paradas son muy prolongadas, conviene parar el motor. Se calcula que es rentable desconectar un motor moderno de inyección de gasolina si se va a estar parado más de dos minutos.
          Se han puesto de moda los vehículos todo-terreno de lujo para circular por la ciudad. Son los peores coches para formar parte de un atasco: pesados y poco ágiles y consumen cantidades escandalosas de gasolina. Son más altos que los demás vehículos, pero ver el atasco desde más arriba no ayuda a que acabe antes.
          Después de salir del atasco nunca se debe intentar recuperar el tiempo perdido. El día podría completarse con una cuantiosa multa o, peor, con un accidente causado por el nerviosismo. Mejor usar el móvil y avisar del retraso.

          Después de todas estas observaciones, hay que insistir en la importancia de no obcecarse con el coche. La mejor forma de no sufrir en un atasco es utilizar el transporte público: trenes, metro y tranvías rara vez sufren retenciones. Los autobuses en las grandes ciudades transitan la mayor parte de su recorrido por carril-bus.

          El RACE aporta además otras consideraciones a tener en cuenta:


          En caso de atasco dentro de un túnel se deben encender los intermitentes de emergencia; no detenerse muy cerca del vehículo de delante; apagar el motor, y no abandonar jamás el vehículo a no ser que el centro de control lo indique claramente.
          Cuando circulemos con niños en el vehículo y nos veamos atrapados en un atasco hay que procurar distraerles con juegos y pasatiempos adecuados. Se trata de evitar que se cansen y de que acaben poniéndonos nerviosos con su comportamiento.
          Sobre todo en épocas de calor, es importante tener a mano agua o refrescos, bebidas que se pueden conservar en una pequeña nevera.

          Mucha paciencia

          Es difícil que un conductor tranquilo contagie a sus vecinos de atasco. Sin embargo, en cuanto el primer impaciente toca el claxon, esta conducta se ve inmediatamente jaleada por un coro de ruidosos pitidos que no logran arreglar nada; todo lo contrario, lo empeoran.

          Dorita Nazábal, psicoterapeuta cognitivo conductual del centro Tadi de Bilbao, explica que los atascos generan una situación de ansiedad y agresividad. La ansiedad es la respuesta adquirida por la especie humana durante su evolución para afrontar los peligros, una respuesta buena que se convierte en un problema cuando es desproporcionada.

          En un atasco es lógico sentirse incómodo, molesto y con un poco de ansiedad. "Las personas se sienten atrapadas en esa situación antinatural, con la sensación de que la circunstancia controla su vida y no pueden hacer lo que quieren", afirma la experta.

          Lo más habitual es desarrollar agresividad a través de pitidos, gritos o insultos. El exceso de ansiedad también puede provocar los denominados "síntomas autonómicos": tensión muscular, irritabilidad, aceleración del ritmo cardiaco, sequedad en la boca, ahogo, temblores, palpitaciones... Estos síntomas serán más patentes cuanta menor tolerancia a la frustración tenga la persona y cuanto más controlador sea su carácter.


          Soluciones
          La psicóloga del centro Tadi insiste en la necesidad de controlar el cuerpo y la conducta, ya que pitar o insultar no soluciona nada. Por eso, Nazábal propone cinco pautas:


          Aceptar la situación: estamos atrapados en un atasco y la solución no depende de nosotros.
          Tolerar la frustración: no es un sentimiento agradable, pero hay que saber sufrir el atasco sin generar agresividad.
          No retroalimentar la frustración repitiendo frases negativas o lamentando constantemente la situación.
          Intentar distraerse: encender la radio, observar a la gente, el paisaje... siempre que no suponga una merma de seguridad en la conducción.
          Intentar evitar en lo posible el atasco: hay mucha gente que soporta retenciones diariamente por no ser capaz de levantarse 20 minutos antes.