Los ‘pecados’ del conductor español
Cuando en junio la Iglesia católica pidió a los conductores que fuesen más prudentes en la carretera, olvidó citar las infracciones capitales de los automovilistas españoles.
F. I. LIZUNDIA
MADRID.-Conducir, a pesar de que cada día es una tarea más difícil debido a la creciente complejidad del tráfico, llega a convertirse en un hábito. Y los hábitos, a su vez, crean rutinas y vicios que acaban complicando la tarea inicial.
En el caso de la conducción hay malos hábitos que de forma inusitada acaban extendiéndose y siendo adoptados por la mayor parte de los automovilistas, que no son conscientes de que se trata de conductas erróneas y que pueden afectar a la seguridad vial propia y del resto de usuarios de la carretera.
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Se trata de cuestiones tan habituales como no poner el intermitente para indicar una maniobra, no respetar la distancia de seguridad entre vehículos, aminorar la marcha para mirar los accidentes, evitar el carril más lento, utilizar los stop como si fuesen cedas el paso, quedarse atrapado detrás de los camiones o circular con las luces de posición.
Siete conductas que cualquiera de ustedes puede ver todos los días en cualquier carretera española. Aunque algunos de estos vicios son universales, otros tienen un genuino sabor español.
Detenerse a mirar los accidentes
Es la dictadura del morbo. El triunfo del 'gore'. El regodeo en el dolor ajeno. Se trata de la incomprensible manía de muchos conductores por aminorar la marcha o, incluso, detenerse para echar un vistazo a cualquier cosa que tenga la apariencia de un accidente. Si, además, los daños hacen presagiar que pueda haber víctimas, mejor que mejor.
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Lo lamentable es que muchos conductores no modifican este hábito ni cuando hay niños a bordo. Una actitud muy poco edificante y nada recomendable para la estabilidad mental de los pequeños. Lo grave es que estas conductas, aunque en España están especialmente ancladas, tampoco son ajenas a los países de nuestro entorno. De hecho, basta con darse una vuelta por Internet para comprobar la cantidad de vídeos colgados en la Red con escenas de accidentes más o menos graves, así como el regocijo que generan entre los cineastas ocasionales, sobre todo cuando el afectado es un amigo.
No respetar la distancia de seguridad
Casi todo el mundo reconoce que le resulta sorprendente que cuando se circula por carretera abierta se deje tan poca distancia entre coche y coche. Lo curioso es comprobar que incluso los sorprendidos conducen pegados al vehículo que les precede.
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De hecho, cuando se pregunta a los automovilistas qué distancia se debe dejar entre vehículos, casi nadie sabe dar una respuesta. Lo más fácil es aplicar la norma de los dos segundos. Como a 10 km/h se recorren 5,5 metros cada dos segundos, basta con multiplicar el indicador de decenas (6 para 60, 10 para 100 o 12 para 120) y dará los metros que deberían separarnos del coche precedente.
Para evitar trabajar con decimales, lo más fácil es dividir la velocidad por dos y redondear hacia arriba si fuese preciso. Es decir, 35 metros a 50 km/h, 60 a 100 y 70 a 120. En Francia está penalizado circular demasiado cerca del coche precedente y en España lo estará en un futuro no muy lejano.
Maniobrar sin utilizar el intermitente
Aseguran los estudiosos de este fenómeno que en el difícil y competitivo tráfico de hoy en día utilizar el intermitente para indicar que se va a realizar una maniobra equivale a dar pistas al enemigo. Y como todo el mundo sabe, en situaciones de conflicto siempre se debe aplicar la máxima de "al enemigo ni agua".
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Lo más curiosos es que cuando se le pregunta a Pere Navarro, director general de Tráfico, por qué su departamento no hace nada para evitar esta situación siempre que por ahora la prioridad de la Dirección General de Tráfico (DGT) es luchar contra los excesos de velocidad y no contra cuestiones menores.
Una respuesta sorprendente viniendo de un responsable nacional de la seguridad vial. Sobre todo si se tiene en cuenta que en Francia, país en el que se inspira el modelo de permiso por puntos implantado en España, girar sin intermitente está penalizado con tres puntos como tres soles.
Evitar circular por el carril lento
Es el gran pecado de los conductores españoles: evitar como la peste el carril lento. Aquí todos los automovilistas tienen asumido que si uno se incorpora a una vía desdoblada hay que situarse inmediatamente en el carril central, si el número es impar, y a partir del segundo si el número es par y mayor de dos.
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Si le parece una exageración no tiene más que salir a cualquier autovía o autopista en un festivo en que no esté limitada la circulación de camiones y verá cómo todos los coches se sitúan a la izquierda, incluso cuando el camión está a cerca de un kilómetro de distancia. El resultado es que siempre hay un automovilista lento que se acaba introduciendo en el flujo de adelantadores.
El problema se le plantea entonces a quien circula debidamente por el carril de la derecha y descubre que manteniéndose bastante por debajo de la velocidad máxima permitida, sigue avanzando más rápido que quienes, al parecer, le están adelantando. Es probable que usted se pregunte qué se ha de hacer en ese momento. La respuesta es que ni tan siquiera en la DGT serán capaces de responder su pregunta.
No distinguir entre parar y parar un poco
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Sea en campo o ciudad; en un paso a nivel sobre la vía del tren o en la incorporación a una vía con aparente visibilidad, a los conductores les cuesta trabajo reducir la velocidad y pisar el freno para detener el vehículo y reanudar después la marcha.
Cuando hay que esperar a que pase un coche que tiene prioridad y circula sin prisa, la paciencia escasea más que los billetes de 500 euros. Y tiene su precio en forma de puntos del carné, un cheque doloroso a nombre de Pere Navarro, director general de Tráfico, Madrid y, lo más importante de todo, muchas vidas al año. A pesar de ser una de las señales más visibles, la omisión de los STOP convierte determinados tramos en siniestros puntos negros de las carreteras.
Circular con las luces de posición
Es otro pecado genuinamente español: utilizar mal las luces. Cuando no nos quedamos cortos nos pasamos. O bien circulamos con las luces de posición en lugar de las de cruce o si se encienden éstas últimas se activan también las antiniebla, las cuneteras y todo lo que luzca.
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Otros, como es el caso de muchos taxistas, que lo hacen por ahorrar. Si ya pagamos el alumbrado público entre todos, para qué vamos a gastar más en luces extra. En realidad, el Código de la Circulación no deja duda de cuándo se deben usar las luces de posición: tan sólo cuando el vehículo está estacionado y con el objeto de hacerlo más visible, pero nunca con el automóvil en marcha.
Las luces auxiliares (antiniebla y cuneteras) tan sólo se pueden utilizar cuando la mala visibilidad así lo exija. Y en cuanto ésta mejora, deben ser apagadas. Quien no lo haga se expone a ser sancionado. Además, lo más probable es que todos sus amigos sepan ya que los antinieblas son de serie.
Quedarse atrapado detrás de los camiones
Es un fallo relativamente común entre conductores demasiado prudentes... y con pocos recursos técnicos. Circulan por el carril lento, se encuentran un camión, hay coches a la izquierda y poco a poco se van aproximando al vehículo pesado hasta quedarse casi pegados a su matrícula.
El problema es que una vez pegado al camión no hay espacio para acelerar, salirse de su estela e iniciar el adelantamiento. Además, el resto de los automovilistas supondrán, no siempre con razón, que se trata de un torpe, así que nadie querrá tenerlo delante para que estorbe. Además, hay un tipo de conductor que después de quedarse atrapado detrás de un camión evita por cualquier medio regresar al carril lento, aunque éste esté vacío.
Pero si el vehículo atrapado intenta iniciar el adelantamiento a la brava, corre el peligro de provocar un accidente o, cuando menos, de recibir un bocinazo y de oír alguna que otra palabra malsonante. El secreto con los camiones es no acercarse nunca demasiado, dejar un margen suficiente entre ambos vehículos, de forma que permita acelerar e insertarse entre los demás coches a una velocidad suficiente.
Sin embargo, esto no siempre es fácil, a primera vista da la impresión de que la zaga de los camiones está imantada y atraen irremediablemente hacia sí a cualquier vehículo que se acerque por ese lado.