Los ocupantes del vehículo
Los acompañantes ocasionan distracciones reiteradas al 77% de los conductores. Se estima que cuanto mayor es el número de pasajeros que viajan en un vehículo, más aumenta la probabilidad de tener un accidente.
Además, las mascotas y los niños en los automóviles provocan la mayor parte de las distracciones. Así, tres de cada cuatro conductores que viajan con menores giran la cabeza o miran por el retrovisor a los pequeños que van situados en el asiento trasero.
Mantener una conversación con un acompañante, atender a los pasajeros y la presencia en el coche de animales de compañía que no ocupan un espacio separado provocan distracciones y pueden llegar a captar la atención del conductor y desviarle de su principal tarea. De hecho, los automovilistas reconocen que los entornos en los que más se distraen son las zonas urbanas, los tramos de recorridos conocidos y en los viajes con acompañantes.
En este sentido, antes de iniciar un desplazamiento, hay que planificar y preparar con tiempo todo lo que puedan necesitar los niños durante el viaje y una vez llegados al destino. Por su parte, los acompañantes no deben mantener discusiones acaloradas o conversaciones que impliquen demasiada atención por parte del conductor, pues han de tener en cuenta que quien lleva el coche no puede estar pendiente de sus demandas, sino que tiene que estar atento solo a la carretera.
Las preocupaciones personales
Una depresión, el estrés o la ansiedad provocan la falta de atención y el riesgo en la conducción. El estado de ánimo origina distracciones frecuentes al 56% de los conductores.
Por ello se recomienda, a la hora de ponerse al volante, mantener la serenidad y dejar fuera del vehículo las prisas, el estrés y las preocupaciones personales.
La manipulación de dispositivos en el vehículo
El 54% de las personas que llevan el automóvil admite que la utilización de dispositivos durante la conducción les ocasiona distracciones habituales. De esta forma, regular la calefacción o el sistema de climatización del coche y manipular el navegador, la radio o cualquier otro sistema de comunicación se convierte en la tercera causa de accidentes por distracciones. De hecho, el tiempo de reacción de frenada aumenta de forma sensible cuando se está manipulando el equipo de música.
El automovilista también se distrae cuando fuma, come, bebe, se maquilla, se afeita o busca algún objeto en la guantera, como las gafas de sol. La DGT ha constatado que encender un cigarrillo cuando se conduce multiplica por 1,5 el riesgo de accidente.
Además, llevar el vehículo y a la vez utilizar navegadores, cascos, auriculares u otros dispositivos que disminuyen la atención permanente en la conducción son infracciones graves, sancionadas con una multa de 200 euros y la pérdida de 3 puntos del carné de conducir.
Se recomienda disponer de sistemas o aparatos que se manejan desde el volante, sintonizar emisoras o colocar el CD antes del viaje y programar la ruta que se recorrerá antes de comenzar la conducción. En cualquier caso, con el fin de evitar siniestros, el automovilista debe mantener en todo momento las dos manos en el volante.
La utilización del teléfono móvil
El uso del teléfono móvil durante la conducción es una de las distracciones más peligrosas, pues multiplica por cuatro el riesgo de sufrir un accidente. Asimismo, chatear, manejar aplicaciones, enviar mensajes o jugar con el móvil son algunas de las conductas más imprudentes.
El 94% de los conductores son conscientes de que hablar por teléfono sin manos libres es un comportamiento muy arriesgado. De hecho, un 46% de los automovilistas reconoce que se distrae hablando por el móvil, incluso cuando utiliza el dispositivo de manos libres.
A este respecto, la DGT (Dirección General de Tráfico) recuerda que una persona que habla por teléfono mientras conduce: pierde la capacidad de mantener una velocidad constante, no guarda la distancia de seguridad suficiente con el vehículo que le precede, confunde itinerarios, deja de percibir la mitad de las señales de tráfico, comete más infracciones y su tiempo de reacción aumenta entre medio y dos segundos, según los reflejos de cada conductor. La peligrosidad de hablar por el móvil al volante es equiparable a la de conducir después de haber ingerido bebidas alcohólicas y la posibilidad de sufrir un accidente de tráfico aumenta entre 5 y 10 veces.
La DGT recomienda a los automovilistas que no contesten al teléfono ni envíen mensajes mientras llevan el coche. Además, advierte a los ciudadanos de que no telefoneen, ni manden mensajes a sus familiares o amigos si creen que van conduciendo. Como consejo, a la hora de ponerse al volante, la persona debe olvidarse de manipular el teléfono móvil y utilizarlo solo en caso de emergencia y con el vehículo parado fuera de la calzada.
Apartar la vista de la carretera
Un 38% de los conductores reconoce que se distrae cuando circula ante un accidente, lo que propicia una disminución de la atención en el tráfico que puede provocar otro incidente parecido. Atender a un accidente que ha tenido lugar poco tiempo antes, contemplar el paisaje o mirar una valla publicitaria son algunas de las prácticas más habituales y peligrosas, ya que alteran el ritmo normal de la conducción. Hay que tener en cuenta que cuando se circula a una velocidad de 120 km/h, se recorren unos 100 metros en solo tres segundos, una distancia similar a un campo de fútbol.
Por ello, el que está al volante nunca debe apartar la vista del tráfico y la carretera. El Reglamento General de Circulación establece que el automovilista está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, de forma que pueda garantizar su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía.
Conducir con fatiga o sueño
Otros factores de riesgo más desconocidos, pero muy implicados en la accidentalidad, como en colisiones por alcance, salidas de la vía o invasiones de carril contrario, están relacionados con la fatiga, la somnolencia o el adormecimiento del conductor. Llevar el coche con cansancio implica un aumento en el número de distracciones al volante,altera la capacidad para tomar decisiones o para prestar atención al entorno y hace más difícil mantener la concentración en el tráfico.
La DGT aconseja que antes de conducir se duerma bien y se evite beber alcohol y comidas copiosas. Asimismo, durante el trayecto, en caso de viajes largos, se recomienda parar cada dos horas, mantener una temperatura agradable dentro del vehículo y no fumar en el habitáculo.
Otros factores humanos que provocan distracciones
- Conducir bajo los efectos de alcohol, fármacos o sustancias sicotrópicas.
- Tener una edad avanzada.
- Circular a una velocidad excesiva. En este sentido, cuanto mayor es la velocidad a la que va el coche, menor margen de reacción tiene el conductor frente a los imprevistos.
Otros factores externos
- Una señalización incorrecta en la carretera y un deficiente grado de luminosidad (sobre todo en la entrada y salida de túneles o por la noche) potencian la aparición de fatiga.
- La confianza en una ruta o itinerario conocidos hace que se baje la guardia al estar al volante.
- La búsqueda de información ajena a la conducción, como una gasolinera, un restaurante o un establecimiento de hospedaje, puede provocar distracciones.